jueves, 3 de mayo de 2012

CUESTIONES CAPÍTULO VI-ÉTICA PARA AMADOR: "APARECE PEPITO GRILLO"


1. Explica el sentido y el significado de los distintos tipos de “imbéciles” de los que habla el libro.Pon ejemplos de situaciones en tu vida en las que puedas identificar a cada uno de los tipos de "imbéciles" a los que se refiere el autor
a) El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, el que vive en un perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque tenga los ojos abiertos y no ronque. 
Este tipo de imbécil es el que no aprecia el que no muestra interés por nada y que no se plantea ninguna meta. Es decir, aquel que no aprecia el valor de la vida, que no se da cuenta de lo corta que es y de que debe aprovecharla al máximo. Un ejemplo sería una persona depresiva.

b) El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario de lo que se le presenta: marcharse y quedarse, bailar y estar sentado, masticar ajos y dar besos sublimes, todo a la vez.
Este tipo de imbécil se refiere a esas personas (entre las que me podría incluir) que tampoco tienen claro qué quieren hacer, de modo que se encuentran en un continuo dilema sobre hacer esa cosa o hacer la otra, las cuales son incompatibles. Un ejemplo sería una persona curiosa, que lo quiere probar todo, pero dada la imposibilidad de ello, al final no prueba nada, o lo que prueba lo prueba con menor énfasis del que debería.

c) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Imita los quereres de sus vecinos o les lleva la contraria porque sí, todo lo que hace está dictado por la opinión mayoritaria de los que le rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa.
Este tipo de imbécil es aquel que no tiene opinión propia (o al menos no la muestra), y basa su comportamiento en el de los demás, de forma que sus actos son relativos a quienes lo rodean. Sería una persona con poca personalidad, por ejemplo alguien cuyos gustos fueran así porque son los gustos que tiene alguien que es un modelo para él.

d) El que sabe que quiere y sabe lo que quiere y, más o menos, sabe por qué lo quiere pero lo quiere flojito, con miedo o con poca fuerza. A fin de cuentas, termina siempre haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere para mañana, a ver si entonces se encuentra más entonado.
Este tipo se refiere a aquellos que tienen las ideas claras, pero no fuerza de voluntad o iniciativa para llevarlas a cabo. Sería una persona llamémosla ‘dejada’, que sabe lo que quiere, y posiblemente piense que pueda conseguirlo (y así sea), de modo que pensará que lo puede hacer en otro momento, y malgasta el tiempo en cosas de menor importancia.

e) El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es la realidad, se despista enormemente y termina confundiendo la buena vida con aquello que va a hacerle polvo.
Este tipo se refiere al avaro, que quiere algo hasta el punto de que llegue a ser su obsesión; sin embargo, lo que él quiere no es sino algo idílico, y él se engaña a sí mismo pensando que es lo mejor, dejando de prestar atención a otras cosas tanto o más importantes que ello. El ejemplo aquí es claro, pues se nombra después en el texto, el Ciudadano Kane. Un ejemplo más típico y cercano que todos seguro conoceremos es ‘la leyenda del rey Midas’
 
2. Define qué son los “remordimientos” para Savater y da tu opinión al respecto.
Los remordimientos son la consecuencia de obrar mal, que nos hace sentirnos mal con respecto a nuestras acciones, los cuales derivan de la libertad del ser humano, pues si no fuésemos libres de actuar como quisiéramos, sin duda, la culpa no sería nuestra, pues estaríamos en un estado de sumisión y nos veríamos forzados a ello.
Mi opinión es la misma que la de Sabater, quien además complementa su definición comentando el comportamiento digamos arrogante del ser humano, quien siempre busca destacar y llevarse méritos por sus buenas acciones y obras al mismo tiempo que trata de ocultar esas acciones de las cuales no se encuentra tan orgulloso. Me parece una explicación excelente, pues si no somos libres, no somos responsables de nuestros actos, y por ello, no existe el remordimiento.
Por otra parte, es cierto que si no fuésemos libres y nos forzaran a cometer una atrocidad tendríamos remordimientos, pero creo que sería porque nosotros ya conocemos la libertad, y en cierto modo nos seguiríamos aferrando moralmente a ella, y lo más seguro, nos sentiríamos mal por no luchar por recuperarla mediante la desobediencia.

3. “Responsabilidad es saber que cada uno de mis actos me va construyendo, me va definiendo, me va inventando, me va transformando”. Comenta extensamente este tema de la responsabilidad.
Un hombre es quien es por sus acciones. Obrar de una manera u otra son las que hacen que un hombre sea de una forma u otra, que sea querido u odiado, que sea respetado o se burlen de él. No obstante, las acciones de un hombre no son definitivas, pues a partir de ellas, mediante el error y el propio remordimiento se puede rectificar y tomar un camino distinto a la hora de vivir. Los actos de un hombre pueden perdurar, o pueden no hacerlo, o puede que se den los dos casos y que unas acciones tengan más peso que otras. De cualquier manera todo esto es relativo, pues el hombre tiene la capacidad de perdonar, solo que unos la aplican en unas situaciones y otros no. De esa forma, un hombre que era alcohólico puede darse cuenta de que eso no es bueno para él, y dejar la bebida y así ganar respeto por parte de la sociedad. Después ese mismo hombre podría encontrarse con una casa en llamas, y en un acto de valentía entrar y salvar a alguien. Eso le daría un cierto prestigio, aunque para algunos seguiría siendo ‘el borracho’. Tras estar en la cima y saborear el éxito y la aceptación, podría ser que cometiera un crimen, lo cual haría que se sumiera en el rechazo social de nuevo, probablemente de peor manera que antes. Para terminar, este hombre podría realizar una buena acción, qué se yo, servir en un comedor para pobres. Habría quien le siguiera mirando con despecho, pero habría quien pensaría que ese hombre ha recapacitado, y en cierto modo, perdonaría sus actos.

4. De los ejemplos que pone el autor para explicar su opinión sobre la imbecilidad humana comenta el caso de la obra de Shakespeare
Ricardo III, duque de Gloucester y rey de Inglaterra, accedió a la corona mediante numerosas traiciones, de modo que acabó con toda la lista de herederos que tenían preferencia al trono sobre él. Ricardo lo que pretendía era, mediante el poder, compensar su deformación física, una joroba. Al llevar a cabo tales atrocidades, Gloucester no consigue respeto, sino rechazo público; la gente no le quería, le temía.
La conducta de este personaje se asemeja al último tipo de imbécil, pues Ricardo III actúa de esta forma para lograr el poder, ese objetivo idílico, el cual él consideraba la mejor manera de conseguir el respeto, y también, el afecto. Esa no es sino una obsesión que le lleva a cometer una serie de actos para nada respetables, de forma que contradice su objetivo y su forma de actuar. Al final, como es de esperar, el poder que consigue no le proporciona lo que en un principio buscaba, y se da cuenta de que se ha destruido por dentro de manera necia, y sin siquiera logar su meta, el afecto, y sobre todo, la felicidad.

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